LA ENFERMEDAD UNE
Mi madre,
la que nunca enfermaba,
acabó ingresada
-consecuencias de la dictadura
caprichosa de su páncreas-,
mi hermana,
la que nunca flaquea,
acabó también llorando
en el borde de una cama de hospital,
mi padre se derrumba,
mi otra hermana – escéptica – le reza
al destino,
y yo descubro, con asombro,
cuánta fragilidad
en dos pilares
que se agrietan
sin remedio.
PORQUE NO SOY UN EJEMPLO A SEGUIR
Mi padre me encuentra escribiendo
bajo la luz tenue del flexo:
un silencio breve
y la frase esperada de mis labios:
“no, papá, no me pagan por esto”.
Él no replica
-conocedor de mi derrota-;
al rato, me entrega una bombilla nueva,
yo la cambio,
resignada a malgastar inútilmente el tiempo
entre estos cuadernos emborronados
y notas de miseria,
él es cómplice de esta miope
que se alimenta de sueños rotos.
CELAYA SE EQUIVOCABA
La poesía no es un arma cargada de futuro
la poesía es una falacia
para corazones amaestrados
la poesía es una excusa
para maquillar ambiciones
la poesía es una criatura quebradiza
se deshace hasta ser polvo
entre las pezuñas de profetas impostores.
Sólo la auténtica poesía
-la que sobrevivirá al naufragio-
permanece en aquellos pequeños gestos
donde la palabra pierde todo su significado.
ANA PATRICIA MOYA
Ilustraciones: Tomer Hanuka