ANTOLOGÍA LIBEROAMERICANAS – Más poemas de autoras (I)

PIEL Y POZO
Violeta Nicolás

(Murcia, 1984). Doctora en Artes Escénicas y Licenciada en Bellas Artes. Autora de los poemarios Digestión idílica (Diego Martín Librero Editor, 2013), Flow (Huerga & Fierro, 2015) y Lapsus Violeta (Tigres de papel, 2015). Sus textos aparecen en diferentes publicaciones (La Tribu de Frida, Fragmenta, Espacio Luke, La Galla Ciencia, El coloquio de los perros, Revista Kokoro entre otras).

La piel es superficie de saliva,
Mi naturaleza me dirige a lo alto
El viento vibra, dentro de las sienes.
Curvada de agua,
No me dejes sola.
Los labios contienen una sonrisa,
Las palabras que caben en el aliento
Mientras friego podría caer en el pozo,
Fluir hacia el hueco de mi madre
Mi única casa es de papel de huesos,
Flotante sobre el rostro rodea la espalda,
Es la presión contra mi piel, el agua.

No hay ya nada interior, solo su eco,
Las palabras son de fuera, letra de aguja,
Curvada de agua,
No me dejes sola.
Vacío de medianoche en las manos,
Sobre mi cuerpo el calor de la sábana
Los órganos suenan a música de papel
Ralentí raro de mi corazón.

MIENTRAS LA LUZ
Lola Mascarell

(Valencia, 1979). Periodista y profesora de Lengua Castellana y Literatura. Autora de Mecánica del prodigio (Pretextos, 2010), Palabras en el yunque (Cocó, 2012) y Mientras la luz (Pretextos, 2013).

Todo está en la ventana
que reúne mi vida y me contiene
contra el marco vacío de lo eterno.
Un marco en el que yo soy el afuera
y el paisaje es mi centro más profundo.
Una rama de viento, los jirones
de nube en que se cierne
la noche del crepúsculo
y este agudo deseo
de encontrar entre ellos la palabra
que logre derribar esta frontera
entre afuera y adentro.
Todo está en la ventana, soy el marco
que reúne y contiene los compases
de este instante inmortal, de este intervalo.
Un recuadro de luz mientras la luz
cabalga en las cenizas de la tarde:
un mordisco de cobre en el cobalto.

LA AUTÓMATA
Sonia San Román

(Logroño, 1976). Autora de varios libros de poesía, entre ellos, Anillos de Saturno (Baile del Sol, 2014) y La barrera del frío (Suburbia Ediciones, 2017). Ha coordinado, como editora, distintos libros; también ha participado en numerosas antologías literarias.

El resplandor, dentro y lo perfecto, fuera.
Armonía por empeño.
Esfuerzo en la luz.
Palabras a punto del labio y flores para sembrar en un campo sin tierra fértil,
en la ausencia de oídos.
Lo peor de la soledad no es estar sola.
Lo peor es que te obliguen a gritarlo.

CONJUGO EL VERBO HABITAR
Andrea Abreu

(Tenerife, 1995). Periodista y estudiante de Máster en Periodismo Cultural y Nuevas Tendencias; autora del poemario Mujer sin párpados (Editorial Versátiles, 2017).

«Como si la casa fuera un lugar seguro», picotean los pájaros en el
alféizar de la ventana
Insisten en entrar y en utilizar las tijeras para
cortarse las plumas
para dejar de volar libres

porque la libertad es un peso demasiado grande

«Como si la casa fuera un lugar seguro», pienso

Los pájaros se alimentan de la luz
de las bombillas a través de los cristales / de la casa
de la casa que debajo del cielo negro es solo
una joven estrella
en la inmensidad de una noche
cerrada y tibia
La casa que aparenta ser segura pero que solo resplandece si
la ciudad calla y la oscuridad la cerca

La casa que depende de las tinieblas para ser hermosa

«La misma casa», pienso, «como si la casa fuese un lugar seguro».

LA MUÑECA
Ana Vega

(Asturias, 1976). Poeta, narradora, periodista, crítica literaria. Autora de varios libros, entre ellos, Breve Testimonio de una mirada (poesía, Amargord, 2009), Herencia (poesía, Canalla Ediciones, 2018) y Llanquihue (narrativa, Editorial Huerga & Fierro, 2012).

La primera muñeca
o juguete que mi madre recuerda
haber tenido
estaba completamente desnuda.
Dice haberla apretado
tanto y con tanta fuerza
que cuando ésta se cayó
y perdió en el campo
ella mantuvo
firme el gesto y la postura
durante todo el día.
Al igual que quien sufre
el dolor fantasma
de un miembro amputado
nunca ha superado esa carencia.