CUATRO POEMAS INÉDITOS INCLUIDOS EN LA EDICIÓN CHILENA DE “PÍLDORAS DE PAPEL” (PARTE DOS)

EL AROMA DE MIS ENTRAÑAS SOLITARIAS

Al otro extremo de mi hilo rojo del destino

está atado mi clítoris.

Amor ególatra.

FÁBULA DEL ETERNO DESEMPLEADO DE NUEVA GENERACIÓN

«Tan sólo un pensamiento me conforta:
Las casas están llenas de frustrados.
De seres, como yo, sin aptitudes
para ser singulares en enjambres
pese a aspirar brillara su luz propia.

Y poco a poco fueron acogiéndose
a un amor, profesión, final destino
que no era el que anhelaran. Y están solos.»
(José María Fonollosa)

¿Discapacitada?
¿Tienes menos de treinta?
¿Estás dada de alta como autónoma?
¿Quieres aportar valor a nuestra empresa con prácticas?
¿Te agradaría adquirir más experiencia como voluntaria?

Destino final del currículum
(a pesar de que lo “admiran” con cierta exageración):

la papelera

(también denominada como “archivo común de candidatos”).

Y otra vez esa sensación de fracaso que se reproduce
 todas las mañanas, a la hora del desayuno:
 este ciclo sin fin aburre al cerebro
 y amarga al estómago con el café
(la diarrea es una excusa ideal
para no procurar otro esfuerzo en vano;
aparte, la diferencia entre visita al váter y entrevista laboral
es que eres tú el que siente placer arrojando mierda).

Durante una temporada,
una fuerza “invisible” te impulsa al intento

una y otra vez, una y otra vez,

pero las semanas y los meses transcurren,
las negativas se suceden, encadenadas,

y te das cuenta de que estás indefenso, muy indefenso.

Toda esa existencia idílica que te pintaron
– un piso hipotecado, vacaciones exóticas,
una pensión de jubilación, quitar a tus padres de trabajar –
cuando memorizabas apuntes
y currabas de becario, como un cabrón,
se disipa, ante tus ojos,

y todo es gris,

y las ganas de batallar te abandonan
porque la esperanza de algo mejor no está en el suelo que pisas.

Y yo, por mi parte, no quiero seguir.

No quiero seguir.

 Estoy cansada.

 He confinado los títulos, papeles y demás
en la caja más recóndita de mi armario;
para que los antidepresivos no me vuelvan a arrastrar,
he renunciado a que se follen mi dignidad
con los cuentos de siempre
– esos que me hacen sentir inútil, vieja, estúpida: inservible -,
para concluir esta fase de apatía y mala leche,
de este puto mal genio de los cojones
que aflora con quienes menos lo merecen,
y que borra sonrisas de mi rostro,

porque la poesía ya no desprende efectos anestésicos

no me sana
no me llena
me da asco.

He sacado algunas maletas de viaje del trastero,
las he colocado en un lugar apartado de mi habitación,
para observarlas, siempre con resquemor,
y así mentalizarme de que, aunque me desgarre el alma,
posiblemente, sea la llave para huir de toda esta miseria.

Poemas: Ana Patricia Moya
Fotografía: Andy Feltham

CUATRO POEMAS INÉDITOS INCLUIDOS EN LA EDICIÓN CHILENA DE «PÍLDORAS DE PAPEL» (PARTE UNO)

Mientras se resuelven las complicaciones sobre la edición chilena de «Píldoras de papel» (Cinosargo Editorial) comparto poemas inéditos incluídos en dicha edición.

CULPABLE
Miserable poesía
si no te lleva lejos,
fuera de esta vida
tan zafia y repugnante,
más allá de la muerte
democrática y vulgar.

Miserable poesía
si no te lleva fuera
de todos los sentidos,
lejos de todas las palabras.

Miserable poesía
si no termina al fin
con la poesía. 

(Manuel Lombardo Duro)
Ése de ahí

ése

el solitario
que sangra versos
que castra
el ego de los falsos fieles,
el honesto
castigado por cretinos
y proxenetas de lo puro,
que regurgita delirio
en su rincón, desamparado

ese mismo

ése

es poeta

                sus manos son el poema

poema lúcido
indigno para los mediocres
destinado a la extinción

y todo lo demás

                                    es penumbra.



ANIMALES MITOLÓGICOS

No estimo a los falsos románticos.

Primero:
                dejemos las cursilerías
                en manos de los expertos,
                que son los poetas.

Segundo:
                los que padecemos cicatrices internas supurantes
                denunciamos la palabra adornada
                y el sermón [barato] de bar.

Tercero:
                os recreáis [demasiado] con Disney,
                pero erráis con la insólita creencia
                de que el mundo permanece inocente.      

Cuarto:
                 resulta absurda vuestra [desgastada] estrategia
                 de simular que sois príncipes salvadores
                 o [“virginales”] princesas que buscan “lo diferente”.

Y último:
                para qué presumir, mis entrañables desgraciados,
                de tanta sensibilidad si no sabéis follar
                ni con un corazón en condiciones,

               si omitís que la obsesión final
               no es crear un desenlace con menú de perdices,
               sino garantizarse una cama caliente para un rato
                                                                                                             ¿para qué insistir,
pésimos actores de serie B?

Aún así, vuestras perturbadoras intenciones [encubiertas]
me hace replantearme si vuestro orgullo
es el estandarte predilecto de los amantes
o si realmente comprendéis
                     
                                                    el término

                                                                          “coherencia”.


Poemas: Ana Patricia Moya
Fotografías: Laura Makabresku

LIBRO NUEVO Y EPÍLOGO DE MARISOL SÁNCHEZ GÓMEZ PARA «BLANCANIEVES NO TIENE LA REGLA»

Hace unas semanas me comunicaron una buena noticia: me publican libro nuevo, «La casa rota», en Versátiles Editorial. Ya estamos con los preparativos del nuevo poemario (no tan nuevo: tiene dos o tres años). De nuevo, vuelvo a contar con la colaboración de Marisol Sánchez Gómez, que tuvo el detalle de escribir el epílogo del libro «Blancanieves no tiene la regla», un poemario publicado por la editorial pionera Neurótika Books. Os paso el texto que concluye la obra y también enlace para que lo leáis (para lectura y descarga gratuita).

UN CORAZÓN DE CEMENTO Y ALAMBRE

Por Marisol Sánchez Gómez

Leo los poemas de Ana Patricia Moya, una mujer joven, de mi tiempo, y transito durante un par de horas por un recorrido vital que, de manera recurrente, se ve jalonado por temas que con fuerza metafísica nos afectan a todos: el amor – el gran tema de las mujeres -, la soledad, la independencia, el dolor y la poesía.

Lúcida observadora de su entorno y su realidad la autora no se engaña: es un miembro más de una generación inmersa en una tragedia épica y colosal, en el desastre de una generación que quiere ser independiente y se ve obligada a aceptar trabajos basura mal pagados (véase “Puta barata \ Informe de becaria: año 2009 / 2010”) o a depender de sus padres; a pelear por realizar sus sueños con riesgo a veces de tener que renunciar a lo que íntimamente se es o sacrificar su independencia. “Tengo casi treinta años / y no tengo nada”, nos dice Ana Patricia en un verso que se despliega estirándose visualmente sobre la página obligando al ojo lector a leer en un largo vaivén que concluye en un radical “nada”.

Es extraño que la persona poética de estos versos confiese no sentirse joven? ¿Es extraño que “ese hombre del saco que dormita en sus pestañas” engorde gracias a sus temores: “el paro / la soledad / la ausencia de respuestas / los sollozos de madrugada”?

Entre versos, a veces irregulares y entrecortados, en versos puros, canónicos, en prosa poética o en versos en prosa, en líneas definidas frecuentemente como misántropas, Ana Patricia va desgranando su necesidad de interpretar su mundo, indagar y explicarse. Entre Caperucitas ingenuas y engañadas, Alicias internadas por locas o bellas Blancanieves que no menstrúan, símbolos contemporáneos de mujeres sin deseo sexual, como las muñecas muertas que se prodigan por la red de redes, la autora despliega su decepción, la nostalgia amorosa ante el amante que ya no está, su rabia y su dolor ante la cama vacía; las consecuencias de ese amor desengañado ante un otro, falaz y ausente, pero no por eso menos esencial.

Frente a todo ello, la fortaleza de un corazón que es sólido y frágil a la vez, hecho de “cemento y alambre”, sensible y lúcido. Y siempre la poesía. Una poesía hecha de rabia, dolor y decepción al ver lo que muchos son capaces de hacer con tal de publicar. Algo ante lo que Ana Patricia no sucumbe, aceptando la cuota de amargura que conlleva ser un pájaro que canta sin el resguardo del nido, el peaje que paga quien no se convierte en un “poeta impostor” con “libros saturados de sucio ego”. Y es esa poesía que la invade como un amo imperativo y ante la que ella protesta airadamente para no sucumbir, la que la espera “en su sonrisa”. Y es que Ana Patricia no está sola, aunque ella diga en un duro poema que sólo cree en sí misma. Está la poesía, su entrega a ella, y la existencia de otros – muchos y muchas – que hacemos causa de ella y de sus versos. Nadie debe sentirse tan solo; como decía la extraordinaria poeta Adrienne Rich, todos tenemos, aun sin saberlo, gente en torno entre las que sentarnos y sollozar sin que por eso se nos deje de considerar héroes.

Es esa capacidad heroica de la poesía honesta de Ana Patricia, la escrita desde las entrañas, casi sin medios, ni sponsors y que no se ha convertido en un postre de lujo en el banquete del poder cultural, la que nos sana y redime; la que nos ayuda a interpretar el mundo, la que nos da, de una manera radical, la capacidad de oponernos al lamentable discurso de la mentira que predomina en la escena cultural del momento.

Para leer, pinchar en la imagen:

Próximamente, más información.

RESEÑA DE PÍLDORAS DE PAPEL, POR JAVIER GALLEGO

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RESEÑA DE PÍLDORAS DE PAPEL (HUERGA & FIERRO EDITORES, 2016)

Javier Gallego Dueñas

Revista Voladas, número 10

Este poemario está dividido en varias partes, pero conserva una unidad de conjunto resumida en el concepto de píldoras de papel, referencia a la vez al medicamento y a la droga. Sabemos con Derrida que medicamento o pharmakones el término griego para designar tanto al veneno como a su cura. Ese es el eje básico sobre el que pivota el último libro de poemas de la poeta cordobesa Ana Patricia Moya. Un esperado volumen que completa sus anteriores, Material de Desecho (2013) y Bocaditos de Realidad (2012) y, a través del cual, podemos seguir la peripecia autobiográfica que nos asoma a mostrar sin excesivo pudor. Su estilo hace gala de sinceridad y valentía, especialmente de rabia, apuntando tanto hacia el mundo exterior como hacia la propia intimidad de la autora. Escribir es, como muchos sabemos, una manera de terapia, “poesía: la medicina del pobre”, nos dice en la introducción. Estos son “cápsulas poemas” para salvar la cordura, incluso la vida: “A la enfermedad que hace años pude exorcizar con estos versos”. Los poemas se apoyan en el recurso a la tipografía, con cambios de letra, tamaños, cursivas, acercándose al caligrama, prosa, introduciendo el verso en la prosa… Recursos expresivos para poder traducir al papel lo que es un grito poético, franco y feroz. Adornan también los poemas un importante número de citas que funcionan como honestidad más que erudición o incluso homenaje: Roger Wolfe, Adrienne Rich, Alannis Morrisette, Jorge Reichmann, la Mala Rodríguez, Aurora Luque, David González, Alejandra Pizarnik… Ya vengan de la música o de la poesía propiamente dicha.

No tiene piedad cuando habla de sí misma: “El peso del mundo descoyunta / la escasa voluntad que me queda” (Agonía), “Una inválida llorona, incapaz de enfrentarse a la angustia” (2000). Precisamente es la angustia el enemigo poderoso del que se escapa con una pírrica victoria, luchando sin la ilusión ni la esperanza de ganar (Despropósitos de año nuevo), porque, como sabemos, el enemigo siempre somos nosotros mismos (Asaltos) que nos aliamos a la enfermedad como traidores. Las píldoras de papel, los poemas, son la particular lucha contra las píldoras de la química, como las que Morfeo ofrecía a Neo en Matrix, pueden hacernos seguir en el sueño o pueden golpearnos con el desierto de lo real. La segunda parte, Peter Pan y sus fantasmas, muestra el resentimiento contra los cuentos de hadas (Ni calabazas, ni dragones, ni apuestos príncipes, Peter Pan) por medio de poemas desengañados, vengativos e irreverentes (¡Dios salve a la reina de corazones!). Una especie de deconstrucción desencantada de los mitos modernos, del Ratón Pérez, el Mago de Oz, sobre todo de la visión edulcorada de Disney… Las últimas partes están centradas en el amor. Un amor que muestra su cara de sexo frío y suciedad, de desamparo: “He optado por tolerar sólo el daño / que me hago a mí misma” (Adán y Eva). O en el poema  Preguntas que dónde está el corazón: “Me sorprende que todavía no lo sepas / para ti, lo tengo entre las piernas”. La cuarta parte, “Mi corazón es una tundra”, cambia la tipografía, con menor interlineado, lo que, de alguna manera, otorga un plus de serenidad acorde con el tono de los poemas, que continúan con la honestidad brutal del resto del volumen: “Los adultos son eternos niños / que tratan a hombres y mujeres como muñecos rotos, / exiliados en un sucio trastero, /… / somos blasfemos que albergan la tímida esperanza/ de hallar al legítimo propietario de nuestra herida / que nos acurruque en su regazo y nos murmure: / “este es nuestro hogar” (Olvidados en el baúl \ Toy (SEX –LIES –PAIN) Story). Las viñetas que nos acerca Ana Patricia Moya son piezas de un paisaje que se desmonta. La perspectiva personalísima e íntima no cierra la descripción al ámbito de lo privado, tiene vocación de testimonio de la corrosión general de ese mundo prefabricado, en el que las narraciones que nos han querido vender, ejemplificadas con los cuentos de hadas y los mitos fabricados por Disney, se van carcomiendo, van perdiendo su pátina brillante y dejan ver la realidad más allá del telón y el decorado, una realidad dura, despiadada y cruel en la que no nos queda otra: “Sólo nos queda escribir, / aferrarnos a las palabras / como botes salvavidas que te aíslan / … / porque dios es un incompetente /…/  para dar sentido a tanto dolor” (Destroza mis entrañas). Píldoras de papel es, sobre todo, emoción y sentimiento, análisis de la realidad, de la crisis social e individual, de la enfermedad colectiva y la personal. Van directas al corazón como un shock, como un trueno. Se cierra el volumen con un contundente: “La poesía / tu puta favorita”.

JAVIER GALLEGO DUEÑAS

¡Mil gracias!

PILDORAS DE PAPEL-CUBIERTA(1).pdf

DOS POEMAS TRADUCIDOS AL INGLÉS


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NO ME HABLES DE LOCURA, POETA.

Sólo los desamparados
que desgarran su carne
y estrujan su corazón
con manos iracundas
y hambrientas de verdad
son dueños de la poesía más pura,
la que brota del dolor.
No te apropies de un don
al que no tiene derecho el farsante.
DON’T TALK TO ME ABOUT CRAZY, POET

Only the helpless
that rip away at their own flesh
and squeeze their own heart
with irate hands
and are truly starving
are the purest masters of poetry,
the one that sprouts out of pain.

Do not appropriate yourself that title
to a fraud that does not posses that right.

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TRIPAS

I

Los lugares más fríos no son Islandia, ni Siberia, ni Groenlandia. Disecciona con la navaja del recuerdo el esternón: sólo hay escarcha. 

II

Ser la otra te posiciona en dos categorías: la superior, cuando eres novedad, la inferior, cuando eres comodín. No sé si me valoro lo suficiente o me siento muy sola.

III

Calidez admitida en besos y abrazos: las palabras, accesorias para la excitación. Teatralidad del que reclama piel ajena cuando la otra parte de la cama está vacía.

IV

Amor: mi nombre en tu boca. Y todo es falso. Opto por callar. El silencio es más elocuente: entre tus brazos, sólo siento.

 V

Besas y golpeas mi pecho. No hay dolor: fina capa de hielo recubre un órgano latiendo lentamente, mentiroso. Sólo mis tripas son honestas.

VI

Mi espalda. Es tuya. Vértebra a vértebra. Nervio a nervio. Soporta tu peso. Soporta la hipocresía. Es lo único que puedo ofrecer: no quiero entregar un corazón podrido.

VII

Cadáveres. Mis huesos, mis músculos, mi piel, son cadáveres en tus manos. No hay latidos: soy amor muerto. Soy nada.

VIII

Mis entrañas se retiran del campo de batalla. Sábanas mojadas: banderas blancas para la pecadora. Mi orgullo herido. Saboreamos la derrota. Soledad resguardada en lo más hondo de mí, masticándome las tripas, remordiendo conciencia enjuagada con sudor.

Aspiro a imposibles.

GUTS

I

The coldest place in the world is not Iceland, nor Siberia, or even Greenland. It’s found by dissecting the memories from my chest: there lies only hoarfrost.

II

To be something else would put you in one of two categories: the superior, when you’re something of a novelty, or the inferior when you’re more so considered a joker. I don’t know if I’d value myself enough or be very lonely.

III

Admitted affection in the form of kisses and embrace: words serving as accessories to arousal. Dramatically reaching for the touch of another’s skin when you find the other side of the bed empty.

IV

Love: my name on your lips. Yet nothing is as it seems. I choose not to speak. For silence is more eloquent: in your arms, I only feel.

V

You both kiss and bruise my chest. Yet there is not pain: a thin layer of ice slowly covering a throbbing organ: lying. Only my guts are honest.

VI

My back. It’s yours. Vertebra to vertebra. Nerve to nerve. It supports your weight. It supports the hypocrisy. It’s the only thing I can offer you: I don’t want to give you a tainted heart.

VII

Cadavers. My bones, my muscles, my skin, are cadavers in your hands. There are no heartbeats: I am lifeless love. I am nothing.

VIII

My insides pull themselves away from the battle. Wet sheets: white flags for the sinner. My pride wounded. We can taste defeat. Solitude reinforced in the deepest depths of myself, chewing at my insides, a guilty conscience rinsing itself with sweat.

 I aspire for the impossible.

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ANA PATRICIA MOYA

Traducción: Ellen Preston Fogel
Imágenes: Shae Detar